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Homenaje a Gurudass Singh – Escrito por Sat Tara Singh Khalsa

Posted by IKYTA México in Articulos 02 Jul 2017

Homenaje a Gurudass Singh

Justo antes del Solsticio de Verano de 2017, Gurudass Singh dejó su cuerpo. Si Kundalini Yoga es una comunidad global de practicantes de Kundalini Yoga según las enseñanzas de Yogi Bhajan, entonces Gurudass fue uno de sus grandes fundadores, un devoto leal de su Maestro y un auténtico yogui navegante del océano del Ser. Es justo que lo recordemos.

Yo comencé a hacer yoga a comienzos de los años noventa y fui por vez primera a Nuevo México en 1997. Durante el Tantra del Solsticio de ese año no pude parar de llorar por 62 minutos de meditación, conmovido por las notas y palabras de “Walking Up the Mountain (Ascendiendo la Montaña)” interpretadas por Gurudass y Krishna, a ninguno de los cuáles yo conocía en ese momento. Volví a México con una pequeña colección de cassettes de 3HO (los producía Ancient Healing Ways) muchos de ellos con canciones de Gurudass de la época hippie de Kundalini Yoga, y que fueron una fuente continua de inspiración hasta que la cinta magnética terminó por dar de sí.

Un par de años después tuve la dicha de estar con Yogi Bhajan en India, festejando el tricentenario de la fundación de la Khalsa en Anandpur Sahib rodeado de muchos discípulos. Fue la primera ocasión que escuché “Walking Up the Mountain” en vivo, a petición del Maestro y en medio de dificultades técnicas de los dos ejecutantes, que no habían cantado juntos en años.

Conforme practicaba, seguí conociendo a Gurudass a través de su trabajo: la canción de “Flowers in the Rain” en la versión en español de Arjan Kaur (“Como Flores en Botón”), sus discos en compañía de Gurudass Kaur “Circle of Light (Círculo de Luz)” y otros, producidos en América Latina por Pritam Pal Singh y Ardas Kaur, y su libro de Numerología Tántrica, por el que la gente sigue llamando para preguntar a IKYTA México a pesar de que se agotó hace más de una década. Fue hasta la década de los dos miles que tomé un curso con él, precisamente de numerología, organizado por su amigo Jai Hari Singh. Me impresionó la franqueza y sinceridad con la que se presentaba a sí mismo, libre de protocolos y pretensiones mientras enseñaba con la soltura de alguien que practica verdaderamente el tema sobre el que habla. También me impactó su porte de osito gruñón, con todo y la mirada profunda de un grizzly de peluche, que me hizo sospechar que había un tesoro oculto en su interior.

Gurudass volvió a México un par de veces en aquellos días, buscando servir al proceso de cambio por el que pasaba nuestra comunidad, pero fue hasta años después que tuve el privilegio de tratarlo un poco en persona, durante las reuniones del Consejo Ejecutivo de la Formación de Maestros en Nuevo México. Valoro ahora esas pocas conversaciones nocturnas en casa de los Tarn Taran, en las que pude escuchar directamente su sabiduría adquirida gracias a la intensidad de su búsqueda y autenticidad de su forma de ser. Esto se dejó ver a lo largo de su vida, desde sus días de adolescente boricua rebelde hasta sus últimos días. Ningún sistema de creencias, convenciones sociales o paradigmas de la era pasada o nueva le impidieron a Gurudass ir cada vez más profundo en su práctica, en la lealtad a su maestro y en el servicio a sus alumnos. Sus palabras y ejemplo me sirvieron para reconectar con el corazón del camino sikh, como un verdadero yogui enamorado de la Shakti.

Recuerdo dos de las últimas veces que lo vi: en el Mela de Nivel 3 en Europa, cuestionando las formas y rebelándose ante las normas, y en casa de Tarn Taran, cantando otra vez “Walking Up the Mountain”, con Krishna y Guru Singh, en homenaje a su Maestro.

Gurudass fue un verdadero yogui de la Era de Acuario, un digno alumno de Yogi Bhajan, y un gran Maestro, por derecho propio. Comparto ahora la remembranza que de él hace su amigo Tarn Taran Singh.

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