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Posted on: Martes, may 22, 2012

Yoguis mexicanos viven nueva mágica jornada de Tantra Blanco

Por Sat Atma Singh/Compassion Times

DISTRITO FEDERAL _ Cada año es lo mismo pero cada año es distinto, esa es la magia del Tantra Yoga Blanco.

Cuando  faltan 17 minutos para completar los 62 de una de esas desafiantes meditaciones en la que los brazos duelen como si hubiera agujas de bambú incrustadas en los hombros o cuando las rodillas o las caderas súbitamente se hubieran convertido en trozos de concreto sólido, duro, impenetrable, suelen aparecer en mi mente pensamientos del tipo “qué diablos estoy haciendo aquí otra vez”, “si ya sé de qué se trata esto, porqué volví a venir”.

Aun así, con todo y el sufrimiento, el sudor derramado, la desesperación de no tener certeza de cuanto tiempo falta, me resisto a claudicar. Estoy seguro que muchos lo hacen. Atraviesan ese dolor y continúan. En nuestra mente contamos los segundos aunque parece que, o lo hacemos con la velocidad con que pasa una milesima o que los segundos se vuelven pastosos y densos como si se tratara de aplicar chapopote a través de un cateter endovenoso.

Hasta que finalmente, el volumen del mantra que se amplifica en las bocinas comienza a bajar y finalmente escuchas esas dos palabras que parecen contener un bálsamo mágico para aliviar cualquier agonía. INHALE DEEPLY… ahí, en ese instante, entiendes que el suplició acabó y una ola de gozo inunda tu ser, tu mente, el espacio en el que estás y en el no estás. Supongo que es a esa sensación a la que los yoguis se refieren como éxtasis y que contiene un componente de satisfacción, de ganas de romper en llanto mientras te carcajeas del regocijo de haberlo completado. Parece como si esa ola también borrara el recuerdo de lo que estábamos sintiendo, como cuando el agua sobre la playa disuelve las palabras escritas sobre la arena.

Así fue de nuevo este 19 de mayo en el Centro de Convenciones Banamex. Casi mil yoguis y yoguinis de todo México llegaron a la cita. Algunos asistieron ya acopañados con su pareja. Otros encontraron ahí con quien hacerlo. Entre las parejas estoy seguro de haber detectado a personas que en su vida habían hecho yoga o meditado 20 minutos seguidos. También están los entusiastas primerizos que, como Javier y Mari, que llegaron desde San Miguel de Allende, se veía tan maravillados con la oportunidad y se veía que hacían siempre su mayor y mejor esfuerzo pero después de unos minutos de dolor, desistían, aunque nunca dejaban de intentarlo de nuevo.

Casos de cada tipo y tantas experiencias como individuos formados en las largas hileras de personas sentadas una enfrente a la otra. Atentos a las instrucciones que la facilitadora del tantra leía primero en inglés, luego la traducción de las mismas palabras en español y finalmente, esa voz profunda y esa mirada intensa, escrutadora, encuadrada en una toma de video que da la instrucción final y da la señal de inicio. Yogi Bhajan suena siempre alentador, sientes que te llevan a algo y te aferras a sus palabras como cuando de niño acelerabas el paso y apretabas con más fuerza la mano de tu padre cuando iban cruzando un pasaje oscuro lleno de imanginarias amenazas. Aunque en el tantra blanco, al menos en mi caso, a veces me parece  como si hubiera quedado enganchado en un anzuelo y estoy siendo violentamente tirado de lo más profundo del mar por un cordel que Yoguiji se encarga de tirar con fuerza. Al final, eso sí, cuando canto El Eterno Sol es como tomar una bocanada de aire y desengancharme del anzuelo para poder seguir por mi cuenta.
Sat Simram Kaur ejerció este año como facilitadora del evento. Sat Simram Kaur también es la directora de White Tantric Yoga, la entidad que preserva los videos que, como Mahan Tántrico, Yogi Bhajan dejó preparados para practicar esta tecnología milenaria. El maestro la entrenó a ella para que sirviera como  enlace entre los asistentes del Tantra y lo éteres desde donde en su cuerpo sutil sigue sirviendo como Mahán Tántrico. Sat Simram coordina el equipo de mujeres que ahora se encargan de viajar a todos los continentes para guiar las meditaciones del Tantra Yoga Blanco que cada fin de semana se realiza en diferentes países.

Sat Simran Kaur nos ilustró sobre cómo opera la magia del Tantra Yoga Blanco. Resulta que la tecnología de esta meditación colectiva parece que simplemente se moldea a la necesidad que cada individuo tenga. No es como practicar asanas, en la que si 100 personas deciden practicar la postura de triángulo, las 100 personas van a estimular los mismos músculos, órganos o sistemas del cuerpo. En el caso del Tantra Yoga Blanco, la vibración y la energía trabajan “en el tiempo y el espacio” para estimular la energía o remover los bloqueos específicos de cada una de las personas que están participando. Así de potente es. Así de milagroso.

En esta oportunidad, la fecha coincidió con la víspera de un eclipse solar. Según Sat Simram Kaur eso fue una condición adicional que hizo del dia propicio para permanecer en comunidad y en conexión con nuestro ser interior.

También nos instó a aprovechar el efecto que la práctica deja en nostros durante al menos 40 días para promover cambios en nosotros mismos, en nuestros hábitos, en nuestras relaciones.  Si participaste en el Tantra Yoga Blanco con nosotros, quizás estés listo para emprender un cambio y si quieres, puedes compartirlo con nosotros en Twitter: @IkytaMexico o nuestro Facebook.

Sat nam.

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